No es casualidad que la televisión se llene de anuncios llenos de reencuentros entre padres e hijos o entre amigos en estas fechas (con los que más de una vez se nos ha caído alguna lagrimilla). Y es que, volver a casa por Navidad nos hace muy felices. Es una fecha mágica en la que a todos nos gusta estar cerca de los nuestros.

La sensación de reencontrarte con toda tu familia y amigos los días antes de volver a casa por Navidad no es comparable a ninguna otra. Todos los que hemos vivido fuera hemos experimentado esa mezcla de emoción y nerviosismo en las fechas previas. Seguro que coincides con nosotros en que un mes antes tu cabeza ya está en tu lugar de origen y tu familia espera ansiosa el momento en el que aparecerás por la puerta. La llegada a casa y sus múltiples reencuentros marcan estas fechas, que las hacen más especiales todavía.

Como decíamos en nuestra felicitación navideña, en Sandevid nos encanta esta fecha. No se trata solo de tradición, volver a casa por Navidad nos hace felices por varios motivos:

1. Volverás a comer la comida de tu madre (y, sobre todo, la de tu abuela)

Vivir fuera de casa y tener independencia es genial, excepto cuando llega la hora de la comida y tu dieta se define a base de arroz y pasta.

Sabemos que no hay nada como volver a casa por Navidad y comerse un cocido de tu madre, o volver a probar las croquetas y la tortilla de patatas de tu abuela (todos sabemos que por mucho que lo intentes, jamás te van a salir igual de ricas que a ella).

Lo mejor de todo, es que conociéndolas te prepararán una cantidad desmesurada de tuppers para que puedas subsistir con sus comidas, al menos, durante un par de meses. Porque ya se sabe, cuando vuelves a casa, siempre estás demasiado delgado para ellas.

Cena de Navidad

2. Vuelves a reunirte con tus amigos en el bar de toda la vida

No hay nada como estar en “el lugar de siempre, en la misma ciudad y con la misma gente”, como decía Maná. Y es que, ¿a quién no le gusta quedar con sus amigos en el bar de toda la vida? Ese lugar que no hace falta decir su nombre, con llamar a tu colega y decirle el típico “quedamos donde siempre” ambos sabéis dónde tenéis que ir. Porque sí, hay bares que también son hogar.

La Navidad es el mejor momento para reencontrarte con tus amigos de la infancia y recordar todas las hazañas que habéis vivido juntos mientras brindáis con un tinto de verano. ¡Por los buenos momentos!

Volver a casa por Navidad

3. Recuerdas el amor-odio que tienes a tus primos pequeños

Sabemos que son adorables y los queremos muchísimo. Pero reconócelo, tu también quieres desaparecer cuando se ponen a desafinar villancicos el día de año nuevo después de la fiesta de la noche anterior.

Sin embargo, haces de tripas corazón y te pones a cantar con ellos dejándote la garganta (si es que todavía tienes voz) porque, en el fondo, te encanta recordar esos momentos cuando te vuelves a marchar.

Seamos sinceros, los niños nos contagian sus sonrisas y su ilusión en estas fechas y eso nos hace la Navidad mucho más bonita a los que no somos tan pequeños. Así que, si tenemos que coger las panderetas y cantar “campana sobre campana” una y otra vez, lo hacemos aunque pensemos que nos va a estallar la cabeza.

Niños en Navidad

4. Los regalos navideños nos demuestran lo generosos que somos

Vale, sí. Los regalos materiales no son importantes pero seamos realistas, a todos nos hace ilusión despertamos la mañana del 6 de enero y encontrarnos algún detallito bajo el árbol ¿o no?

Además, es bonito ver cómo son generosos con nosotros y que alguien se ha esforzado en pensar qué es lo que nos puede gustar o podemos necesitar. Es una forma de poner a prueba cuánto conocemos a la persona a la que vamos a regalarle algo y eso es mucho más importante que el regalo en sí.

Regalos de Navidad

Definitivamente, en Sandevid creemos que si no existiera la Navidad habría que inventarla. Porque la vida pasa tan deprisa que, a veces, no nos paramos a apreciar esos momentos mágicos que solo valoramos en Navidad y que nos llenan de paz y alegría.

¿Y sabéis lo mejor de todo? Que no hay nada que impida que el resto del año vivamos como si fuera Navidad. Así que vayamos por la vida siempre con la sonrisa, el optimismo, la tolerancia y la generosidad que nos caracteriza en estas fechas, cojamos nuestro tinto de verano y ¡brindemos por lo que estar por venir!